ALICIA CASTILLO BALAM JUAN CARLOS CESAR OSORIO
San Juan Bautista de la Salle, es el fundador de nuestra institución. su
obra ha trascendido en el tiempo a pesar de los problemas que el mundo se ha
empeñado en ponernos, en lo particular, creemos que él es un gran modelo a
seguir, como dio su vida por otros, el pensar por los demás antes que a ti mismo,
el hecho de que él haya superado esa barrera del egoísmo humano con el que
venimos por naturaleza, es sorprendente como un hombre lo deja todo, incluyendo
a su familia, por pensar más allá de sí mismo, por pensar en la gente a su
alrededor.
De joven, pudo percatarse de la situación que sufría su
país, el hecho de que solo los ricos tengan el acceso a dejar atrás su
ignorancia no se le hacía justo, creía que las personas de bajos recursos
también tenían el derecho de recibir una buena educación.
A los 11 años, pidió formar parte del estado
eclesiástico, y, a pesar de su corta edad, se le fue permitido por el obispo de
aquella época. El 11 de marzo el arzobispo tonsuro al pequeño juan bautista.
Juan bautista realizo excelentes estudios de latín y de humanidades. El 7 de
enero de 1667 tomo un lugar en el coro de los canónigos, a los 16 años.
En 1670 llego a Paris, fue a estudiar a la Sorbona, y se
alojo como pensionista en el seminario de San Sulpicio, tras haber estudiado en
la universidad de Reims y Teología en la abadía
de San Dionisio. Juan bautista siempre se distinguió por su gran empeño
que ponía a sus estudios. Durante su estadía, recibió un llamado urgente, Juan
Bautista llego a presenciar, en su casa, la muerte de su querido padre. Tras
esto, se le vinieron deberes importantes, como primogénito de la familia, sin
embargo, continuó con su vocación, entrando al servicio religioso en Cambray,
donde se consagro al servicio religioso para siempre. En su propia ciudad de
Reims se doctoro en Teología, recibió el diaconado y el presbiterado, y celebro
su primera misa.
En ese tiempo, Juan Bautista, durante uno de sus paseos
por la ciudad, se dio cuenta de algo… “¡Dios mío, yo tengo lujo y comodidad,
mientras ellos!”, pensaba. Fue así como tomo la determinante decisión de hacer
algo por esas personas, no solo las de su país natal, sino por todas esas
personas que hay en el mundo, él tenia una visión que se extendía en todo el
mundo.
Un ejemplo claro, de lo que tuvo que superar nuestro
santo fue lo siguiente que ocurrió en 1694, la miseria era tal en Francia, que
no podían sostenerse. En lugar de dar gracias, en una comida, por los
alimentos, Juan Bautista y sus hermanos, daban gracias por el ayuno que iban a
recibir. Pero en muchas ocasiones recibían ayuda, de la misma gente que ayuda y
reconocía la obra que trataba de realizar. Y en 1694, después de un retiro,
Juan Bautista pronuncio, con 12 de sus discípulos, los votos de obediencia y
estabilidad.
Finalmente, en 1719, Juan cayó enfermo, imposibilitado
por agudos dolores reumáticos. En la víspera de San José, parecía sentirse
mejor, así que decidió oficiar la misa, pocas horas después, los dolores
volvieron y ya no se quitaron. Por ultimo, el lunes santo dicto su testamento,
en el que recomendó a los hermanos unión y obediencia. El jueves santo, recibió
la extrema unción y agonizo. El día 7 de abril de 1690, el santo dejo este
mundo para gozar de la paz eterna, ha muerto el santo, pero vive en su institución
de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En 1724, Luis XV les concedió el
derecho de poseer y enseñar; en 1724 el Papa Benedicto XIII reconoció a la congregación
religiosa, y se multiplicaron sus escuelas en el extranjero.
El sueño de San Juan Bautista se cumplió; los niños pobres
del mundo siguen el camino de la sabiduría. Juan Bautista fue canonizado el 24
de mayo de 1900, y en 1950 Pío XII lo proclamo patrono y protector de los
educadores de la infancia y juventud.
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